La energía eólica marina o también conocida como energía azul, es aquella fuente de energía limpia y renovable que se obtiene al aprovechar la fuerza del viento que se produce en alta mar, donde este alcanza una velocidad mayor y más constante debido a la inexistencia de barreras. Para explotar al máximo este recurso, se desarrollan megaestructuras asentadas sobre el lecho marino y dotadas con las últimas innovaciones técnicas. La Estrategia de Crecimiento Azul adoptada por la Comisión Europea en 2012 reconoce la importancia de los mares y océanos como motores de la economía europea. Esta estrategia considera la energía de origen marino, denominada como “Energía Azul”, como uno de los ámbitos prioritarios para proporcionar un crecimiento sostenible. La eólica marina es una fuente de energía ilimitada, limpia y renovable que se presenta como una alternativa que contribuirá a conseguir los objetivos de descarbonización.
Según el último informe de la asociación europea de energía eólica WindEurope, Eólica marina en Europa: tendencias y estadísticas clave 2018, publicado en febrero de 2019, los parques europeos tienen una profundidad media de 27,1 metros (solo un poco menos que el año anterior) y se encuentran a una distancia media de 33 kilómetros de la costa, frente a los 41 km de media registrados en el informe de 2017. Reino Unido es el país con mayor capacidad instalada en Europa, con un total de 44% de todas las instalaciones de energía eólica marina (en MW). Le siguen Alemania (34%), Dinamarca (7%), Bélgica (6.4%) y Holanda (6%).
Podemos distinguir dos tipos principales de tecnologías de eólica marina, las estructuras montadas sobre estructuras fijas y las estructuras flotantes. La diferencia principal radica en la forma en que el aerogenerador es fijado al fondo marino.
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